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la triunfal Naturaleza:
Esa siempre parturienta, santamente dolorida.
-Fue la hora en que cayeron
deshojados los claveles,
que, al sangrar las castidades
en los tlamos creles,
los augurios se regaron con los filtros de la 35
Vida.-
Virgen mstica de celda,
brasa blonda de incensario,
fiel ritual de oscurantismo,
fra imagen de santuario,
por la fe de su Locura tonsurada contra el Vicio,
que ha sentido en los insomnios
conmover su paz austera
un satnico deseo
de su sangre de soltera, 40
de su palma que claudica del intil sacrificio.
[134]
Delicada sensitiva
de los clidos antojos,
que se burla de la ausencia
de la luz de los sonrojos...
Que exaltando sus caprichos -los diabólicos,
los tiernos!
al Cantar de los Cantares,
siempre nuevo en sus caricias, 45
sabe ungir de la gloriosa
caridad de sus delicias
a las vrtebras que sufren el horror de los
inviernos.
Favorita del Nirvana,
de los vinos superfinos,
espasmódica del ter,
que ilustró los pergaminos
de la nueva aristocracia del hatchs y la morfina: 50
Ofertorio inconfesable
de exquisita delincuencia,
generosa, sorprendente
bien gustada quintaesencia
de ilusión por el pecado de la copa clandestina...
[135]
Pubertad de conventillo
que, en su gnesis, halaga
la teora lamentable
del harapo y de la llaga, 55
silenciando la inconsciente repulsión a lo
maldito...
Alentadas bizarras
de muchacha sensiblera,
que presume ingenuamente
de Manón arrabalera,
suavemente flagelada por las sedas del Delito.
Cortesana de suburbio,
que se sabe mustia y vieja 60
y olvidar quiere los hondos
desconsuelos de su queja,
palpitante, en su derrota, por la ltima aventura,
que, al cruzar los barrios bajos
en la tarde de la cita,
va creyendo ser la triste,
la Incurable Margarita
que abandona con la muerte su romntica 65 [136]
locura.
Torturada visión breve
del amor de una herona
del prostbulo y la crcel:
Roja flor de guillotina,
que ha soado con un novio que la finge una
azucena:
Con un blondo Nazareno
que la mueve a inevitable
santa senda arrepentida,
-de intuición insospechable- 70
a seguir su religiosa vocación de Magdalena.
Bella trgica historiada,
Salom del histerismo,
portadora de extraezas,
del pas del exotismo,
iniciada en el secreto de las clusulas suicidas,
que, en sus largas devociones
por las fiestas misteriosas, 75
por las torpes confidencias
y las pautas tenebrosas,
comulgó con los maestros de las msicas
prohibidas. [137]
Oh, las pascuas de las carnes
bondadosas, que florecen
por aquellas que concluyen...
por aquellas que envejecen.
Oh, los siete ngeles malos!Oh, los ngeles 80
propicios
al exvoto de las manos
sabiamente extenuativas,
que degellan los palomas
de las blancas rogativas,
en las vsperas sangrientas de los negros
sacrificios! [138]
En la noche
Venca la sombra. Misterio, llegando,
rimaba la angustia de sus misereres,
mojando, en el suelo, los frutos de Ceres,
la Maga del germen que lucha crendo.
Muy suave, el Deseo pasaba contando 5
las clidas noches de extraos placeres,
diciendo los sueos de frescas mujeres
que en torpes neurosis se fueron matando...
Su copa de sangre volcaba en las brumas
Ocaso muy triste, bordeando de heridas 10
el cielo, llagado de rojas espumas,
y all, en una oscura visión de tugurio,
con voz de esperanza, cubriendo las vidas
cantaba un apóstol su brbaro augurio... [139]
Murria
Con un blando rezongo sooliento
el perro se amodorra de pereza,
y por sus fauces el espln bosteza
la plenitud de un largo aburrimiento.
En la bruma de mi hosco abatimiento, 5
como un ratón enorme la tristeza
me ro tenazmente la cabeza,
forjndole una cueva al desaliento.
Lleno de hasto, al mirador me asomo:
un cielo gris con pesadez de plomo 10
vuelca su laxitud sobre las cosas...
Y porque estoy as, fatal, envidio
y deseo las dichas bulliciosas,
las ansias de vivir... Ah, qu fastidio! [140]
Visiones del crepsculo
Ya la tarde libra el combate postrero,
en las flechas de oro que lanza al acaso,
y se va -como un prncipe, caballero
en el rojo corcel del Ocaso-
Se ahonda el misterio de las lejanas, 5
misterio sombreado de tinte mortuorio,
y el barrio se puebla de las letanas
que llegan del negro, cercano velorio.
Empieza a caer la nieve... Dulcemente,
un rumor de canciones resuena 10
en el patio del conventillo de enfrente,
que, en ritmos alegres, oculta una pena...
Las mozas, dicen sus ansias juveniles...
-la salud se hizo canto en sus bocas,
como en una lira de cuerdas viriles 15
que guarda un deseo de imgenes locas: [141]
Rayo de sol sobre la escarcha: la mustia,
de inviolable sudario en el seno,
copa repleta del vino de la angustia
que infiltra en la sangre su sabio veneno.- 20
Finge en arabescos la nieve que baja
como lluvia de blancos pesares,
una viejecita que hila su mortaja,
o una novia que arroja azahres.
Sobre una cabeza inquieta, entristecida, 25
No la veo caer, como un beso
que absorbiese los rencores de una herida
y quedase en los bordes impreso.
Se desconsuela el barrio... Todos los males
salvajes resurgen aullando impaciencias 30
como presagios, que en las noches mortales
florecen las llagas de sordas dolencias...
Asómate a la ventana, hermano. Mira,
tras la niebla, espejismos extraos
de fiebres. Desde una frente que delira, 35
soltó la Tristeza sus bhos huraos... [142]
Rondan sugestiones en el pensamiento,
a todas las luchas del Crimen resueltas,
y el ambiente es propicio al presentimiento
pues las bestias del mal andan sueltas. 40
...Me invade el miedo. Mi cerebro afiebrado
es un biógrafo horrible de cosas
fatdicas y raras de lo ignorado:
donde van a caer, silenciosas.
En la casa del tsico, que los fros 45
llevaron al lecho, graznó una corneja:
la inspiradora de los cuentos sombros
que junto a la lumbre musita la vieja...
La huerfanita, en el desvn ha cesado
de gemir, y, aunque nadie la asiste, 50
en su glacial abandono se ha quedado
obsedada del sol, como triste
enferma que deseara un ardor eterno,
y, envuelta en su suave caliente pelliza,
tuviese en una noche cruda de invierno 55
un clido sueo de tardes en Niza. [143]
El mendicante se ha ido de la puerta...
Dice algo muy hosco su ceo fruncido,
como si algn dolor en su mano abierta
entre las limosnas hubiese cado. 60
El crónico del hospital, ya moribundo,
sospecha, insensible, la gran Triunfadora,
y como en neblinas ve pasar el mundo,
sonmbulo grave que aguarda la hora...
En su instante supremo la frente inclina, 65
como en su ltimo adiós un bandido
que llorase al pie de la guillotina,
y se fuese despus redimido.
...Ser el miedo, hermano? No oyes como
brama
el viento en la calle, tan sola y oscura?... 70
Si supieses! Anoche, junto a mi cama,
con muecas burlonas pasó la Locura. [144]
En la sombra
Llegaba la noche con tono violento.
Llorando de miedo la tarde caa,
y, en hondas y abiertas prisiones, se oa
correr desbocados los potros del viento.
Tomaba infinito contorno sangriento 5
el spero traje que todo cubra.
Misterio en un smbolo negro rea,
mostrando en su risa terrible contento.
El Mal, desataba los monstruos del Vicio.
Marchaba un apóstol hacia el sacrificio... 10
cantando sus grandes, sus fuertes ideales,
sus fuertes ideales cantando muy quedo...
Y, all, amenazada por sombras fatales,
la tarde caa llorando de miedo... [145]
Reproche musical
Si te sientas como anoche junto al piano,
a mis ruegos insensible, taciturna:
fugitiva de aquel aire wagneriano
que tu sabes. Si, cual trgica nocturna,
traes la sombra del mutismo caprichoso 5
de unos celos singulares y tardos,
volveremos a rozar el enojoso
viejo tema del porqu de tus hastos.
Ves, amada? Ya se ha odo la sombra
voz solemne del Maestro: ya ha asomado 10
su faz grave la orquestal Melancola,
y el espln contagia el alma del teclado.
Deja loca! de tocar... Risueamente,
ven y cura tus neurosis, flor de anemia,
con las risas que destilan el ardiente 15
rojo filtro de la msica bohemia: [146]
..........
La que anuncia, por las tardes alegradas
de benditas borracheras, los regresos
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